Tlaxcala

En Tlaxcala, las y los trabajadores de la industria se incorporan a fábricas ubicadas en los corredores industriales, en talleres familiares y no familiares, realizando labores productivas bajo el sistema de maquila, en el cual se suman familias completas para el ensamble de las prendas. Los talleres pequeños dependen de otros de mayor tamaño y estos a la vez de las fábricas, aunque también llegan a elaborar productos completos de manera independiente para el mercado local.

Hay un protagonismo de los contratistas, quienes definen los pagos de las tareas en función de la oferta de los talleres en la localidad. La pandemia puso en evidencia la alarmante y constante reducción de los ingresos que tienen las unidades productivas, por lo que en algunos casos sus propietarios deben desempeñar actividades económicas complementarias, ampliar sus acuerdos con distintos contratistas y redoblar o triplicar sus jornadas de trabajo.

Encontramos personas trabajadoras dispuestas a dar la vida por sus empleadores, a pesar de contar únicamente con algunas garantías básicas, construyendo un vínculo que apela al uso de valores tradicionales como el honor, la gratitud y la persistencia, que contribuye a sostener intactas las jerarquías laborales.

Idea clave: El patronazgo es claro e identificable, y constituye una relación de sumisión, resignación y aceptación del desequilibrio entre empleadores y trabajadores. La ausencia de jornadas y pagos justos o de prestaciones busca compensarse con afecto, confianza y lealtad.

Prácticas negativas: Es una práctica común y normalizada que los intermediarios no paguen el trabajo a las y los productores.

Tlaxcala

En Tlaxcala, las y los trabajadores de la industria se incorporan a fábricas ubicadas en los corredores industriales, en talleres familiares y no familiares, realizando labores productivas bajo el sistema de maquila, en el cual se suman familias completas para el ensamble de las prendas. Los talleres pequeños dependen de otros de mayor tamaño y estos a la vez de las fábricas, aunque también llegan a elaborar productos completos de manera independiente para el mercado local.

Hay un protagonismo de los contratistas, quienes definen los pagos de las tareas en función de la oferta de los talleres en la localidad. La pandemia puso en evidencia la alarmante y constante reducción de los ingresos que tienen las unidades productivas, por lo que en algunos casos sus propietarios deben desempeñar actividades económicas complementarias, ampliar sus acuerdos con distintos contratistas y redoblar o triplicar sus jornadas de trabajo.

Encontramos personas trabajadoras dispuestas a dar la vida por sus empleadores, a pesar de contar únicamente con algunas garantías básicas, construyendo un vínculo que apela al uso de valores tradicionales como el honor, la gratitud y la persistencia, que contribuye a sostener intactas las jerarquías laborales.

Idea clave: El patronazgo es claro e identificable, y constituye una relación de sumisión, resignación y aceptación del desequilibrio entre empleadores y trabajadores. La ausencia de jornadas y pagos justos o de prestaciones busca compensarse con afecto, confianza y lealtad.

Prácticas negativas: Es una práctica común y normalizada que los intermediarios no paguen el trabajo a las y los productores.

En Tlaxcala, identificamos la manipulación emocional como el factor de riesgo más relevante en contextos de trabajo en la industria de la indumentaria. Éste se articula con otros factores socioculturales y productivos donde la elevada fragmentación del proceso productivo genera una fuerte competencia y, en consecuencia, la disminución de las remuneraciones, lo cual es aceptado por las y los trabajadores por la influencia de los acuerdos basados en la confianza.

La normalización y el uso recurrente de la manipulación emocional pueden acercar a las familias a situaciones de trabajo forzoso y trata de personas, debido a que es uno de los mecanismos de sometimiento que suelen operar en ellas.

Testimonio

Testimonio

Testimonio

Testimonio

Testimonio

Las personas que actualmente laboran en la industria tuvieron experiencias de trabajo durante su infancia, para contribuir al sustento familiar, en actividades campesinas y asociadas a la industria de la indumentaria en talleres familiares.

Las condiciones precarias en las que algunas personas vivieron en el campo, constituyeron un referente durante su adultez para considerar el trabajo alrededor de las maquilas o en fábricas asentadas cerca de sus municipios como una mejor fuente de ingresos familiares, por lo que motivaron la participación de sus hijos e hijas en estas actividades, aun cuando el trabajo a destajo implique largas jornadas de trabajo y bajas remuneraciones.

Testimonio

“Mi hijo desde chiquillo le llamaba la atención la máquina, siempre que me veía trabajar era muy observador, se fijaba cómo metía el hilo, cómo pisaba el pedal, como acomodaba la ropa. Un día, creo iba en 4° de primaria, me dijo: ‘Yo si puedo hacer lo que tú haces’. Entonces le dije: ‘a ver, pásate a la silla y písale con cuidado’. Le enseñé a pasar la aguja y ya que vi que si tenía habilidad. Lo puse a etiquetar, es lo más sencillo. Él aprendió a trabajar y yo me ahorré un poco de tiempo. Después ya me ayudaba y eso me permitía sacar más prendas y obtener más dinero, que nunca fue para otra cosa, siempre fue para completar el gasto de la casa”.

Dueño de taller, 85 años

Es importante considerar el rol que, en esta entidad, ha tenido la movilidad de personas desde el campo hacia el sector textil, por los cambios que en la década de los noventa agravaron la marginación de quienes se dedicaban a las actividades agrícolas. La producción de la ropa en Tlaxcala se caracteriza en algunos casos por la preponderancia de modelos tradicionales, que dificultan la integración de los eslabones de la cadena. Además de la alta fragmentación, observada en las demás entidades, en algunos lugares de Tlaxcala hay una escasa modernización del proceso productivo y una vocación maquiladora, que no suele generar ingresos significativos para quienes están en la base.

La confección de las prendas comercializadas por ciertas marcas que incluso tienen códigos de ética o de conducta, es realizada directamente por personas que, en períodos críticos, dejan de dormir para cumplir con rigor los plazos de entrega, con la esperanza de formalizar el vínculo comercial/laboral. Fue evidente en la organización de la cadena que, en ciertos casos, los intermediarios se apropian de una proporción del valor del trabajo sin hacer prácticamente ningún aporte a la producción.

La confección de las prendas comercializadas por ciertas marcas que incluso tienen códigos de ética o de conducta, es realizada directamente por personas que, en períodos críticos, dejan de dormir para cumplir con rigor los plazos de entrega, con la esperanza de formalizar el vínculo comercial/laboral. Fue evidente en la organización de la cadena que, en ciertos casos, los intermediarios se apropian de una proporción del valor del trabajo sin hacer prácticamente ningún aporte a la producción.